Para los novatos y exitosos emprendedores, muchas veces es difícil navegar en el vasto mar empresarial. Aunque se tenga un buen producto, se debe procurar y retener a los clientes, pues cada consumidor cuenta con una personalidad diferente.
En este sentido, hay algunas cosas básicas que tener en cuenta a la hora de comunicarse con un cliente; es decir, lo que se debe decir o no, no importa si se cuenta con una pequeña o gran empresa.
Guardar discreción
Existe una diferencia entre ser sociable y compartir delicada información. El cliente seguramente no creerá en la historia, pero también cuestionará el profesionalismo y la discreción del interlocutor.
Aunque se tenga una relación de amistad con el cliente, la conversación no tiene por qué ser tan personal. Está bien que s ele pregunte sobre sus vacaciones o su familia, pero no se debe involucrarse tanto.
No al lujo en exceso
Es nefasto que los clientes piensen que uno es el mejor en lo que se hace y el más exitoso. Muchas veces los velos están de por medio. Si el cliente no tiene un auto lujoso, podrá pensar que la causa por las que se tiene un auto de 60 mil dólares es que se piensa cobrar demasiado por los servicios.
El proveedor o vendedor es terrible
Nunca se debe hablarse mal o burlarse de la competencia sin conocerlos antes porque no se saldrá bien parado.
No llevarles la contra
Hay que tratar siempre de darles a los clientes lo que desean. Si se les dice que están equivocados pueden ofenderse y preferir la competencia. Es recomendable proponer una alternativa adicional para considerarlo pero hacerlo sutilmente. Al final la elección del cliente es lo que cuenta.
No al chisme
Nunca hablar sobre si el compañero de trabajo se está divorciando. No al chisme. Esto demuestra una falta de discreción y si se comenta esto frente a otra persona, el cliente asume que también puedes hablar así de él.
Si se desea discutir de las personas que ambos conocen, hay que pensar algo positivo antes de hablar de tal modo que se conocerá a clientes amables y profesionales.
